Más de tres décadas después del asesinato de ocho
periodistas y su guía en las alturas de la región andina de Ayacucho, algunos
de los enigmas que envuelven ese suceso que marcó la historia de la prensa
peruana tratan de ser desvelados en el libro "Uchuraccay, el pueblo donde
morían los que llegaban a pie", que fue presentado el último jueves en
Lima.
Durante los últimos dos años y medio, los periodistas
Víctor y Jaime Tipe Sánchez investigaron los pormenores de la matanza, que
sucedió el 26 de enero de 1983 en el pueblo de Uchuraccay, ubicado a más de
4.000 metros sobre el nivel del mar, en la región sureña de Ayacucho.
Publicación de
Uchuraccay, el pueblo donde morían los que llegaban a pie.
Las víctimas de
este suceso, que se dirigían a cubrir la información de unos enfrentamientos
contra Sendero Luminoso que habían dejado varios muertos en la zona, fueron los
periodistas Eduardo de la Piniella, Jorge Sedano, Amador García, Luis Mendívil,
Félix Gavilano, Pedro Sánchez, Octavio Infante y Willy Retto, y su guía, Juan
Argumedo.
Fue tanta la conmoción que causó el caso que el Gobierno
de Fernando Belaunde (1980-1985) conformó una comisión investigadora presidida
por Mario Vargas Llosa, que en su informe final concluyó que los campesinos
eran los únicos responsables, algo que siempre han rechazado los familiares de
las víctimas, que sostienen que hubo militares "infiltrados" que
azuzaron el linchamiento.
Víctor Tipe afirmó que en su investigación han
determinado que los militares sí estuvieron en Uchuraccay en los días previos a
la matanza y que el pueblo no era una comunidad aislada, tal como muchos han
sostenido, además de haber identificado a las personas que participaron en los
asesinatos y al primer personaje que difundió la teoría de que hubo infiltrados
en la comunidad.
El periodista aseguró que patrullas militares llegaron al
pueblo tanto a fines de diciembre de 1982 como a comienzos de enero de 1983
para dar "pequeños consejos de seguridad" a los pobladores y
conformar un comité de autodefensa contra los senderistas.
"Probablemente de ahí sale la famosa frase de que
maten a los que vienen a pie", acotó, ya que los militares acostumbraban a
llegar en helicópteros.
En el libro se revela la existencia de un documento con
un compromiso de lucha contra Sendero que refrendaron 123 de comuneros de
Uchuraccay y que permanecía en la subprefectura de la ciudad de Huanta, donde
fue encontrado por el historiador Ponciano del Pino.
Víctor Tipe negó, además, las versiones que aseguran que
Uchuraccay era una comunidad aislada del resto del país y dijo que en el lugar
había cuatro pequeñas tiendas, los pobladores conocían los tocadiscos y las
máquinas de coser y radios, viajaban a los valles bajos y tenían una escuela
que funcionaba desde los años 50.
"La creencia esa de que esta era una comunidad
absolutamente remota es mentira, podemos decir que era pobre, como lo es hasta
ahora, muy pobre, pero no era aislada, desconocida o salvaje, como en algún
momento por ahí se dijo", remarcó.
Entre los testimonios inéditos que ofrece el libro está
el de Salvador Luna, el taxista que transportó a los periodistas hasta el
poblado de Tocto, donde comenzaron el recorrido a pie hacia su fatal destino en
Uchuraccay, y los de un grupo de pastores, que por entonces tenían 14 o 15 años
y fueron testigos de la matanza.
Además, se revela que solo uno de los 17 comuneros que
fueron procesados y sentenciados por la justicia después de la matanza aún
vive, aunque está oculto en la zona selvática del Valle de los ríos Apurímac,
Ene y Mantaro (Vraem).
Publicación de Uchuraccay, el pueblo donde morían los que
llegaban a pie.
Jaime Tipe comentó
que después de los sucesos de 1983, Uchuraccay "nunca más volvió a ser una
comunidad con el estilo de vida que tuvo antes" e incluso durante los años
de la guerra interna murieron 135 de sus comuneros.
Fuente: EFE